miércoles, diciembre 01, 2010

El Devenir de Generaciones.

Por: Alejandra Saldarriaga Vargas

-El clamor de una vida feliz, de momentos premonitorios que llevarán al génesis de sus días y al último aliento exhalado- Los Buendía, generación tras generación pudieron sentir el grito de la sangre, de la pasión desbordadora del huracán que calcina los huesos de los débiles y uno tras otro con la desgracia a cuestas y rezagada ante la presencia de la soledad.

La soledad, eterna compañera y guía de noches y tardes en las calurosas paredes de la vieja casa de Macondo, lugar que albergó desde las más bajas pasiones hasta el más abundante flujo de bastardos, participe también de una metamorfosis cíclica de personalidades y hechos que condenaron a la desventura a hombres tan intrínsecamente capaces de liderar pueblos como de enloquecer de un día para otro embriagados por el olvido.

El espíritu de crear y transformar el mundo cotidiano en uno soñado, en esa desgarradora espera de acontecimientos y personajes imaginados que fueron parte de la realidad de un pueblo con una historia tan frenética como la de sus habitantes, marcaron el horizonte de muchos por los que corría la sangre de los Buendía, de esa extraordinaria inconformidad y arrebatamiento de ideas y decisiones, esas que un día pusieron fin a su estirpe, condenando los recuerdos a envejecer y dejar de existir tras la muerte.

Hoy no somos mas que invasores en un mundo de espejismos pero no de ilusiones porque abría que tener memoria para recordar como soñar; somos pueblos sumidos en la miseria, la guerra, el odio y la codicia como si cada uno lleva a cuestas la herencia de los Buendía y lo único que hiciéramos fuera desperdiciar nuestra “oportunidad en la tierra” viviendo nuestros 100 años de soledad.

Texto creado a partir de la obra del novel colombiano

Cien años de soledad- Gabriel García Márquez

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