LA MARÍA DE LAS COPIAS
Entre olor a tinta y comida; entre callado y ruidoso, entre calientes y fríos; así transcurren los días de María de los Ángeles Salazar Rodríguez, en una papelería localizada en la Fundación Universitaria Luis Amigó (FUNLAM).
María como la llaman sus amigos, es una mujer extrovertida, amable, sincera y muy amigable, con sus 14 años de vida laboral en la FUNLAM, es considerada por los alumnos uno de las piezas importantes dentro de ella, pues cada ves que un estudiante visita su hogar “la metáfora” tiene el gusto de recibir una enorme sonrisa picara y alegre que contagia hasta al ser mas inmune.
-Mi trabajo es como mi segundo hogar, dice María sin recelo, pues tristemente comparte más tiempo con sus compañeros de trabajo: Juan, Daniel Jennifer y Sebastián, que con su familia.
Esta paisa de 39 años, creció bajo el ceno de su abuela Carmen, junto con sus dos hermanos, Olga que es la mayor y Luis el niño, que como una madre, Carmen se esforzó lo que pudo por criarlos de la mejor manera, aunque para María, halla sido una infancia “triste y dura” por la ausencia de sus padres Juan Guillermo Salazar Patiño y Gloria Estela Rodríguez.
De su paso por la escuela hay muchos recuerdos gratos de picardías y maldades que de una mujer con ojos tan expresivos y un rostro como un libro abierto, se hacen mucho mas reales, pues la manera de contar sus experiencias me remontan a ese instante, esos momentos de dolor y alegría que en esta entrevista me revela.
María sin duda es una mujer soñadora y tranquila en su vida, a pesar de que uno de su máximos sueños allá quedado frustrado.-“yo quería ser docente, cuando la universidad abrió las puertas al público yo soñaba estudiar preescolar” . Sin embargo de 6 a 8 pm y de lunes a sábado, su vida transcurre a manos de estudiantes y de una universidad que desde el principio le abrió las puertas.
Para esta madre cabeza de familia, trabajar nunca fue un problema, pues como me cuenta, desde pequeña trabajaba en las casas de las vecinas y con la plata que se ganaba se dio gusto en todo lo que quiso y de paso, le ayudó a la abuela.
Unos meses después de salir del colegio, conoció a Cesar Alberto Sánchez; el dueño de la papelería Metáfora, quien deposito toda su confianza en ella para manejar y atender su negocio, pues como ella misma lo dice: “me gusta que las cosas funcionen y competir por calidad y en la atención a mis clientes”.
Esta bella mujer, es morena, de cabello negro y espeso como el recorrer de una vida sola con sus dos hijos; Carlos Andrés de dieciséis años y Catherine de catorce, de labios pequeños pero vivaces, de ojos negros y profundo que dejan entre ver los vestigio de una belleza que aun no se extinguen, y de carácter tan fuerte como lo son sus ganas de vivir y de agradecer a su dios por las bendiciones de tener un trabajo que ama realmente y unos hijos que son su aliento para despertar sin descanso cada día.
Hoy en día María vive en el barrio san Javier el socorro con sus dos hijos y me dice entre nostálgica y alegre que aun tiene un sueño y que pronto se cumplirá; tener una casa propia y es que a pesar de que en la casa en donde viven no pagan arrendo, ella quiere tener un “rancho” donde envejecer y saber que ahí va a estar siempre, porque es suyo, el banco le prestó casi la totalidad de la primera cuota, pero ella me dice que trabajando duro lo va a conseguir.
Esta María de las copias, es sin duda una mujer humilde y carismática, que al igual que todas las madres buscan darle una vida mejor a sus hijos, con más oportunidades y por supuesto vivir a través de ellos sus sueños, es por esto, que María espera ver algún día a sus hijos como grades profesionales, como esos a los que se enfrenta a diario con una enorme sonrisa para ofrecerles sus servicios.
1 comentario:
Buen texto.
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